BLOG: ¿Qué tal se llevan los cultivos con la energía solar?

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Alejandro Ponferrada Rodríguez, Business Development de Aljaval Solutions


El autoconsumo solar está contribuyendo de forma considerable al crecimiento de la generación de energía solar, no sólo en España sino en todo el mundo.

De hecho, nuestro país es una potencia europea y mundial en “materia prima” para la generación de esta energía 100% renovable. Ciudades como Córdoba, por ejemplo, cuentan con más de 3000 horas de sol al año. Esto representa una enorme ventaja competitiva tanto para el autoconsumo como para la generación a gran escala de electricidad mediante paneles solares.

Según datos recientes publicados por UNEF, 2020 cerró con la instalación de 4.639 MW de nueva potencia eléctrica renovable, de los cuáles 623 MW correspondieron a instalaciones de autoconsumo. Este dato, sumado a los 2.633 MW de fotovoltaica para generación eléctrica a la red, permitió a esta tecnología superar la capacidad instalada en 2008 (3.256 MW frente a 2.733 MW), situándose en la segunda mayor instalación anual de la historia.

Máximo aprovechamiento de la tierra

Para satisfacer la demanda mundial de electricidad con energía limpia se necesitan grandes superficies de terreno. Por ello, es necesario aprovechar al máximo las posibilidades. Uno de los mejores ejemplos en este sentido son las granjas solares o agrivoltaica.

El uso de grandes extensiones de tierra para granjas solares aumenta la eficiencia de ambos mundos, del cultivo y de la generación de energía verde. Porque la demanda de producción de alimentos y la demanda de energía están creciendo y compiten por un recurso limitado: la tierra.

Además, la competencia por la tierra se ve agravada por el aumento de la población. Estos desafíos relacionados con la tierra se empiezan a resolver gracias a la solución que plantea la agrivoltaica: un mismo terreno pueda ser utilizado tanto para la generación de energía solar fotovoltaica como para agricultura convencional.

Economía circular para reactivar zonas rurales y agrícolas

Cada día se tienen más datos sobre esta singular y ecológica forma de generar energía solar. Para los entornos más rurales y despoblados, donde la depauperización de la actividad económica vinculada a su forma de vida tradicional (agricultura y ganadería) ha provocado el empobrecimiento de la España vaciada, la agrivoltaica empieza a ser un salvavidas.

En un futuro no muy lejano, es probable que una gran parte de nuestras zonas agrarias implementen sistemas agrivoltaicos para maximizar los beneficios de su actividad.

La tierra agrícola vale un 30% más con agrivoltaica

Tras realizarse numerosos estudios, los resultados muestran que el valor de la electricidad generada junto a la producción de cultivos, supone un aumento del 30% en el valor económico de las tierras agrícolas.

La utilización de cultivos que agradecen horas de sombra permite minimizar las pérdidas de rendimiento en los cultivos y así mantener la estabilidad de sus costes de producción.

Además, este doble uso de la tierra agrícola supone un salto cualitativo para la generación de energía solar. Los resultados de los estudios muestran un aumento en la generación de energía fotovoltaica de entre 40 y 70 GW en el caso de que todo el cultivo de lechuga, por ejemplo, fuese agrivoltaico.

¿Cuáles son los beneficios?

La sombra que proporcionan los paneles solares mejora los rendimientos agrícolas en cultivos que antes sufrían estrés a la intemperie y que precisaban de más agua. Además, el beneficio es doble, porque la humedad propia de los cultivos refrigeran el ambiente y posibilitan una mayor eficiencia los paneles fotovoltaicos cuando hay más radiación solar.

Las posibilidades que abre la agrivoltaica llega a permitir el cultivo de alimentos incluso en zonas semidesérticas en las que apenas existe vegetación. Y esta misma vegetación contribuye a disminuir el efecto isla de calor que genera la concentración de paneles solares.

Por tanto, la agrivoltaica es una solución para el aprovechamiento agrícola de la tierra en regiones excesivamente calurosas o con escasez de agua.

Un estudio reciente de la Universidad Estatal de Oregon (EEUU) ha determinado que estos proyectos fotovoltaicos vinculados a la agricultura alcanzar el mayor potencial cuando se combinan con verduras de hoja como la lechuga y la espinaca, así como tubérculos como la patata, los rábanos, la remolacha y la zanahoria.

Según este mismo estudio, la sombra de los paneles solares que producen cultivos puede ayudar a producir hasta dos o tres veces más fruta y verdura que las instalaciones agrícolas convencionales.

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